domingo, 21 de diciembre de 2014

Blanco y flores.

Se funden conmigo a esta hora los pensamientos,
Media noche en el hogar o la casa, ya no se en cual vivo,
Duermo pero parezco no respirar,
Ni un músculo se mueve pero en esta oscuridad la mente levita.

Mi mamá pintó mi cuarto de blanco
 como para aliviar los retorcidos y escandalosos temas de conversación conmigo misma
 como para aliviar la inflamación de los rincones de mi mente,
Pero ella no entiende, eso no se alivia.

Mi cabeza se ha vuelto una playa y las cosas una ola que inundan todo dentro,
Soy viento que sofoca y agua que ahoga,
todo comprimido en este cuerpo con piel tatuada de mi misma.

Ya no tengo pintura para pintar,
la única que tengo es la de las paredes blancas que pintó mi mamá para aliviar la inflamación,
Pero eso no se alivia.


Hay un gris que no existe, es el de la brisa que se cuela por mi ventana, 
a la que mi mamá le puso cortinas blancas, 
Cortinas blancas que como las paredes no alivian nada.

Hay un peso denso, 
es el olor a flores moradas y blancas como semana santa,
Las deje puestas cerca en el copete de la cama para que alumbren la noche.

El cuarto es pequeño,
está vacío y es blanco, 
Blanco como las nubes del llano,
Blanco como la luna en las cortinas,
Blanco como las flores blancas,
Blanco como si de verdad el blanco fuera a aliviarlo todo.